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domingo, 22 de septiembre de 2013

Rajoy tras el burladero: Respuestas delegadas o como echar un quite al jefe de cuadrilla

Visto desde el tabloncillo, desde el asiento de la fila más alta de las gradas.

En la sesión de control del miércoles once de septiembre vimos a un presidente del gobierno, don Mariano Rajoy B., crecido ante los aplausos de sus seguidores, saludando desde los medios al tendido, convencido de haber realizado, al contestar a don Alfredo P. Rubalcaba, una magnifica faena, de toreo de salón entiendo.

El siguiente miércoles desapareció don Mariano trás el burladero para que fuera doña Soraya Sáenz de Santamaría A. quien le echara un quite y lidiara con la interpelación Bárcenas presentada por doña Soraya Rodriguez R. Interpelación con la que trasteó, sin lograr la suerte suprema, para acabar de vuelta al toril de una próxima moción.

Esperemos que la próxima semana don Mariano salga al ruedo y, sin recurrir al toreo de costadillode perfil preparando la huida, ni entablerarse al perder terreno, embarbe al toro y de una frascuelina, entera y hasta el puño, acabe con ése toro avisado de la corrupción en casa propia para después, si fuera torero cortarse la coleta y si político dimitir.

Mis disculpas por ésas precedentes líneas tan taurinas, pero la eminente aprobación de la Iniciativa Legislativa Popular  para declarar la fiesta de los toros como Bien de Interés Cultural -iniciativa que, en su día, voté en contra-, ha traído a mi pluma esta jerga de la Tauromaquia. 

En nuestro país, la fiesta nacional está siendo substituida por una crueldad mayor: La de los recortes en empleo, en asistencia sanitaria y en educación.